miércoles, 1 de junio de 2011

TEMA 9: LA EVALUACIÓN INSTITUCIONAL

http://www2.gobiernodecanarias.org/educacion/17/WebC/Apdorta/evalua.htm
La evaluación interna y externa del Centro Educativo

Evaluación interna

Se entiende por evaluación interna aquella que es llevada a cabo por los propios componentes de la institución evaluada. En el caso específico de los Centros Educativos, se habla de evaluación interna cuando los diferentes integrantes de los mismos (Equipo Directivo, profesorado, alumnos y alumnas, familias, otro personal) realizan la evaluación de sus elementos.

Esta evaluación responde a los conceptos y características ya expuestos en el capítulo anterior, por lo que serán sus órganos colegiados y unipersonales los que decidirán, en cada momento, la amplitud que quieren imprimir a un proceso evaluador, el diseño más apropiado, las técnicas e instrumentos que van a utilizar, las personas implicadas en esta evaluación, sus fases, el modo de informar a los interesados, etc. Por ello, pueden combinarse diversos tipos de evaluación a lo largo de su desarrollo; es decir, que en función de los componentes evaluados se producirán procesos de autoevaluación, heteroevaluación o coevaluación dentro del mismo Centro (Casanova, M. A.: 1992, 47-48). Así, un profesor puede evaluar su propia práctica docente (autoevaluación), el Equipo Directivo decide evaluar el funcionamiento del Consejo Escolar (heteroevaluación) o los Seminarios Didácticos acuerdan evaluar mutuamente sus diferentes modos de funcionamiento (coevaluación). Todos ellos resultarán enriquecedores del proceso evaluador, pues aportan datos desde diversas perspectivas y colaboran, de este modo, a paliar los sesgos que pueden aparecer en la evaluación interna, al ser las mismas personas quienes toman las decisiones de actuación y quienes evalúan sus resultados.

La justificación principal de la evaluación interna del Centro —y, por tanto, su ventaja más importante— radica en las virtualidades que posee para el progresivo perfeccionamiento de los procesos educativos que tienen lugar en él y, por tanto, de los resultados que obtiene su alumnado, así como para "la mejora de la profesionalidad de los docentes" (Santos, M. A.: 1990, 153).

Si bien es cierto que no resulta frecuente su práctica en nuestros Centros (por falta de tiempo, de motivación, de formación adecuada, por recelo a ser evaluados, etc.), también lo es que últimamente se están poniendo en marcha iniciativas que comienzan a implantar procesos de evaluación interna como elemento decisivo para la mejora del Proyecto Curricular y del funcionamiento general del Centro o de alguno de sus componentes. Como ejemplo cercano se encuentra esta Unidad V del material correspondiente al Curso de Formación para Equipos Directivos, que intenta favorecer y posibilitar la evaluación interna a la que nos estamos refiriendo.

Como ejemplo de una situación práctica en la que se plantea la necesidad de evaluar internamente uno o varios componentes del Centro (Casanova, M. A.: 1992, 125-137), y las fases y procedimientos que pueden utilizarse para ello, sirva la siguiente simulación:

En un Instituto de Educación Secundaria, de nueva creación, el Equipo Directivo, junto con el Claustro de Profesores, deciden planificar un modelo de evaluación formativa para el Centro —y, por tanto, permanente— que pueda llevarse a cabo paralelamente a las actividades que se desarrollan habitualmente, procurando que no suponga un trabajo adicional excesivo.

Para ello, piensan que con los instrumentos que pone en sus manos la normativa legal vigente —que tienen que cumplimentar obligadamente cada año— y con otros que ellos mismos elaboren para recoger determinados datos a lo largo del curso pueden realizar esta evaluación, que les resultará de máxima utilidad para ajustar el funcionamiento del Instituto a las exigencias que se planteen en diferentes momentos.

El profesorado no desea empezar con rutinas sin sentido, ni detectar los problemas una vez transcurrido el curso, cuando ya sería difícil y traumática su solución. Consultado el Consejo Escolar, éste considera imprescindible la evaluación decidida para comenzar la vida de la nueva institución con plenas garantías de calidad. Además, le parece un complemento valioso para llevar a cabo la función de supervisión de la actividad del Centro que le asigna la L. O. D. E.

Por tanto, incorporan al Proyecto Curricular esta actuación específica, y detallan una serie de objetivos más concretos relacionados con los componentes evaluables en el Centro, de manera que al final del curso puedan disponer de criterios con respecto a los que evaluar lo conseguido.

Para realizar la evaluación inicial se cuenta con la información relativa al alumnado y a sus familias, recogida en los impresos de matrícula. Asimismo, se va a recoger por escrito, en breve, toda la información sobre la estructura organizativa, instalaciones, horarios, grupos de alumnos, tutorías, etc., una vez cumplimentado el Documento de Organización de Centros (DOC).

Para que la evaluación procesual sea un hecho, se establecen mecanismos internos de control mensual, que se concretan en la cumplimentación de instrumentos de recogida de datos: partes de faltas, actas de las reuniones de los Departamentos, actas de las reuniones del Claustro y del Consejo Escolar, libros de cuentas, actas de evaluación, registros diversos (correspondencia, matrícula…), etc. Cada mes se revisarán reflexivamente los documentos cumplimentados, recogiendo en un breve informe tanto los aspectos que deben ser modificados y mejorados, como aquellos que funcionan adecuadamente e inciden de modo positivo en la vida del Centro y, por tanto, que conviene reforzar. Por fin, en la Memoria de final de curso se plasmarán tanto los resultados obtenidos por el alumnado como el grado de consecución de los objetivos que el Centro se había propuesto. La Memoria servirá de reflexión para el ajuste del Proyecto Curricular y la planificación del curso siguiente.

De esta forma puede realizarse un proceso continuo de evaluación del funcionamiento y la calidad del Centro, paralelo y simultáneo a la actividad gestora, organizativa y docente del mismo, que no ocupe demasiado tiempo o esfuerzo adicionales y que repercuta favorablemente en la buena marcha de la institución.

Además del planteamiento hecho, los órganos de gobierno del Centro creen que algunos componentes realmente importantes quedan sin ser evaluados con el sistema propuesto. Por ello, identifican cuáles son éstos, seleccionan dos de ellos, diseñan el modelo para su evaluación y elaboran unos instrumentos específicos para recoger la información necesaria. En concreto, durante el primer año, deciden evaluar cómo influyen en el rendimiento de los alumnos:

a) El nivel de expectativas del profesorado.

b) Las relaciones del Centro con las familias.

Para la recogida de datos sobre estos componentes, elaboran una escala de valoración descriptiva relativa al primero y un cuestionario para el segundo, que cumplimentarán, respectivamente, el Equipo Directivo y el profesorado en dos momentos del curso: febrero y junio. El cuestionario referente a las relaciones con las familias se aplicará, también, a una muestra significativa de padres, de modo que sea posible contrastar su opinión con la del sector afectado y obtener así una información válida y fiable.

Reflexionando sobre el proceso seguido en esta experiencia, se destacan las siguientes características de la misma:





* Sigue un modelo de evaluación preferentemente cualitativo, aunque se utilicen algunos datos y análisis cuantitativos.
* Se plantean dos diseños de evaluación o, dicho de otra forma, un diseño de evaluación parcial dentro de otro diseño de evaluación global.
* Las técnicas para la recogida de datos son: observación, entrevista y encuesta.
* Los instrumentos utilizados son: registros normalizados, escala de valoración y cuestionario.
* Se realiza una evaluación interna, formativa y global.
* La evaluación tiene lugar durante todo el curso, por lo cual está previsto realizar tanto evaluación inicial, como procesual y final.
* El análisis de los datos se lleva a cabo mediante el análisis de contenido de la información que se recoge a lo largo del curso. Igualmente, las conclusiones se validan mediante la triangulación de fuentes y métodos.
* Los resultados finales se plasman en la Memoria de final de curso.

Como se puede comprobar, la teoría y la práctica no están tan alejadas como parece. Hay que integrar la teoría en las formas de funcionamiento habituales, llegando a las concreciones necesarias para que su aplicación resulte viable y útil en la mejora de la calidad educativa de los Centros.

Evaluación externa

La evaluación externa de una institución es aquella que realizan sobre ella agentes no integrantes de la misma. Si aludimos, en concreto, al Centro Docente, podría ser la evaluación que llevara a cabo la Administración Educativa —a través del Servicio de Inspección— sobre los Centros mantenidos con fondos públicos, o cualquier empresa evaluadora o expertos en el tema sobre determinados Centros privados que estuviesen interesados en su aplicación.

La importancia de la evaluación externa se centra en la objetividad que deben tener las valoraciones obtenidas mediante ella, ya que los agentes evaluadores son ajenos a las decisiones de funcionamiento tomadas en el Centro y, por tanto, no se hallan implicados en los resultados —positivos o negativos— alcanzados. No obstante, para que esta información tenga incidencia real en la mejora de la institución evaluada, es necesario que los integrantes de la misma acepten las conclusiones del trabajo llevado a cabo, para lo cual importa que estén implicados en su proceso desde el comienzo hasta el final del mismo. De esta forma comprenderán y aceptarán más fácilmente las decisiones que se deban tomar como final del proceso evaluador.

En cualquier caso, resultará decisivo que no se identifique este tipo de evaluación con el mero "control", sino, al igual que en el caso anterior, como mecanismo de mejora paulatina en los procesos educativos, siempre que sea aplicada en su función formativa.

Insistiendo en los argumentos esbozados en la Introducción de esta Unidad, queremos ahora resaltar la complementariedad y conveniencia de ambos tipos de evaluación: interna y externa. La situación deseable para todo equipo profesional de un Centro docente —y, de forma más general, para la Comunidad Educativa que lo compone— es tener datos fiables acerca de su funcionamiento obtenidos por esta doble vía; es decir, por la valoración que los integrantes del mismo hacen sobre su propia actuación y resultados, y por la valoración que haga un agente externo a la institución, de manera que sea posible contrastar las conclusiones mediante la puesta en común de los datos, coincidentes o no, en torno a los componentes evaluados en el Centro.

Fundamentación legal de la evaluación interna y externa de los Centros

Después de los comentarios que anteceden, en los que entendemos queda suficientemente justificada la importancia de la evaluación en los Centros Educativos con objeto de conseguir su mejora permanente de la forma más lógica y eficaz, pasamos a considerar la fundamentación legal en la que se apoya su aplicación, pues la normativa recientemente aparecida recoge de modo destacado el papel que la evaluación posee dentro del funcionamiento general del Sistema Educativo.

En primer lugar, y por lo que se refiere a la evaluación externa de los Centros, la LOGSE, en su título cuarto, dedicado a la "calidad de la enseñanza", incluye como factores de la misma: "la Inspección Educativa" y "la evaluación del Sistema Educativo".

Al referirse a la Inspección Educativa, le asigna como función "participar en la evaluación del Sistema Educativo" (art. 61.2, b), para lo cual le confiere la atribución de tener "acceso a los Centros docentes, públicos y privados…" (art. 61.3). Se reconoce, así, que cualquier evaluación del sistema debe realizarse a través de la detección del funcionamiento de los Centros, como núcleos en los que se produce la educación, en los que confluye tanto la norma legal vigente como la realidad social a la que ésta debe atender, respondiendo a sus expectativas. De forma más explícita aún, esta realidad se reconoce legalmente en el Real Decreto 1524/1989, de 15 de diciembre, por el que se regulan las funciones y la organización del Servicio de Inspección Técnica de Educación y se desarrolla el sistema de acceso a los puestos de trabajo de la función inspectora educativa, cuando, en su artículo 2.°, apartado Tres, asigna como función a la Inspección: "Evaluar el rendimiento educativo del sistema, a través del análisis de la organización, funcionamiento y resultados de los Centros docentes y servicios, así como la de la ejecución y desarrollo de los programas y actividades de carácter educativo promovidos o autorizados por el Ministerio de Educación y Ciencia."

Al desarrollar el punto relativo a la evaluación del Sistema Educativo, se menciona expresamente que "se aplicará sobre los alumnos, el profesorado, los Centros, los procesos educativos y sobre la propia Administración" (artículo 62.1). Institucionaliza, por otra parte, esta evaluación, asignando funciones para realizar la misma al Instituto Nacional de Calidad y Evaluación (art. 62.3).

En cuanto a la evaluación interna de los Centros, se está promoviendo mediante los Reales Decretos emitidos para la implantación de las diferentes etapas educativas que se van generalizando o anticipando y que componen la actual estructura del sistema. En concreto, los Reales Decretos 1344/1991, de 6 de septiembre; 1345/1991, de 6 de septiembre, y 1179/1992, de 2 de octubre, que establecen, respectivamente, los currículos de Educación Primaria, Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, citan expresamente en su articulado, por ejemplo, que "los profesores evaluarán tanto los aprendizajes de los alumnos como los procesos de enseñanza y su propia práctica docente en relación con el logro de los objetivos educativos del currículo. Igualmente evaluarán el Proyecto Curricular emprendido, la programación docente y el desarrollo real del currículo en relación con su adecuación a las necesidades educativas del Centro y a las características específicas de los alumnos"1.

Si deben evaluarse los procesos de enseñanza, el Proyecto Curricular, etc., que son componentes del Centro, por parte del propio profesorado, evidentemente queda establecida legalmente la evaluación interna de las instituciones educativas, entendiendo siempre ésta en su función eminentemente formativa, es decir, aplicada para la mejora del funcionamiento general de los procesos educativos que tienen lugar en ellas y de cuantos elementos puedan influir, directa o indirectamente, en su superación progresiva.

Modelos de evaluación de Centros

Comentamos a continuación algunos de los modelos utilizados institucionalmente para la evaluación externa de los Centros Educativos, comenzando por el recientemente aplicado en el ámbito de gestión del Ministerio de Educación y Ciencia y siguiendo por otros llevados a la práctica en países europeos. Su descripción servirá, aun dentro de su brevedad, para poder conocer las líneas de trabajo actuales y más generalizadas en el campo de la evaluación, así como para compararlas con las indicadas en nuestro país.

El Plan de Evaluación de Centros del Ministerio de Educación y Ciencia propone un modelo de evaluación formativa, cuyos objetivos radican, por tanto, en la mejora inmediata del funcionamiento de los Centros evaluados. Para ello, se evalúan siete dimensiones de los mismos: contexto, recursos humanos y materiales, apoyos externos, alumnado, organización y funcionamiento, procesos didácticos y rendimiento educativo. A su vez, cada dimensión se divide en un número diferente de subdimensiones, siendo el total de éstas de 43. La metodología evaluadora puesta en práctica es participativa, con utilización de técnicas tales como la observación, la entrevista y la encuesta, y de instrumentos como son las escalas, los cuestionarios, las guías para entrevistas, etc. Los agentes evaluadores externos son Inspectores de Educación, aunque contando con la participación de los distintos sectores que componen la Comunidad Educativa del Centro. Para llevar a cabo el proceso evaluador, se informa a los Consejos Escolares y a los Claustros de Profesores de las actuaciones que se van a realizar; se efectúan, por tanto, visitas a los Centros (en número diverso, según los casos) para mantener las entrevistas necesarias, consultar la documentación oportuna, observar directamente determinadas cuestiones, pasar los cuestionarios a los interesados, etc. Esta evaluación se dirige a Centros de Educación Primaria, Secundaria Obligatoria, Bachillerato y Formación Profesional. Como modelo de las fichas en las que se recoge la información, puede verse el anexo número IX. Por último, el informe realizado después del proceso de evaluación se comenta en todos los sectores de la Comunidad Educativa implicados en el mismo, a la vez que se transmite a la Administración, dado que, en algunos casos, se requiere su intervención para superar la situación de determinadas dimensiones.

En Francia, durante el curso 1989-90, se puso en práctica, por parte de la Inspección General, la Evaluación de 100 Liceos, con dos objetivos fundamentales: elaborar un informe para la Administración sobre la situación de los Liceos (sin intenciones de clasificación alguna de los mismos) y, por otra, facilitar a cada Liceo su mejor conocimiento para que pudiera mejorar su funcionamiento y sus resultados. Para ello, se informó al Director, especialmente, acerca de los objetivos de la "operación", indicándole de modo concreto lo que se iba a evaluar: a) las condiciones de enseñanza de las diferentes disciplinas, y b) ciertos aspectos del funcionamiento del Centro. A este fin se le remitieron los instrumentos que debería utilizar en la recogida de datos. Para el primer apartado, una "ficha de análisis", que sería cumplimentada, con la ayuda del Equipo de Dirección, por los profesores de cada disciplina, y un "cuestionario sobre los recursos de la enseñanza", para cumplimentar por el mismo director, recapitulando lo expresado en las fichas anteriores. En la evaluación del segundo apartado se utilizaron diversos cuestionarios (sobre el Proyecto del Centro, sobre los alumnos, sobre las instalaciones, sobre los equipamientos…) y estudios-resumen en torno a los recursos humanos y a los resultados alcanzados. El envío de estos documentos fue seguido por visitas de evaluación llevadas a cabo por la Inspección.

En el Reino Unido viene siendo tradicional la evaluación de los Centros Educativos por parte de la Inspección de Su Majestad (HMI), para lo cual hay establecidas visitas de diferentes tipos, en función de los objetivos que se propongan; así, se realizan visitas de un día de duración, hechas por un solo Inspector; visitas de un pequeño equipo de Inspectores, de varios días de duración, para inspeccionar determinados aspectos de la enseñanza; visitas completas, realizadas a fondo, sobre todos o la mayoría de los aspectos del funcionamiento de la institución y estudios a gran escala sobre una muestra nacional, regional o local, para proporcionar una visión global sobre determinado aspecto, materia, nivel de enseñanza, etc. Por tanto, la situación del Sistema Educativo a nivel nacional se efectúa partiendo tanto de las numerosas visitas cortas que se realizan a los Centros, cuanto de las visitas institucionalizadas, de las que se emiten amplios informes sobre los aspectos evaluados.

El eje central del trabajo de los Inspectores en los Centros es el nivel de aprendizaje del alumnado.

Las visitas de inspección se distinguen por las siguientes características:





* Los Inspectores basan sus juicios en la observación, el examen del trabajo, los expedientes académicos de los alumnos y la entrevista con éstos y sus profesores.
* Los juicios de los Inspectores son colectivos.
* La preocupación principal es el nivel de aprendizaje y la repercusión que tiene en éste el modelo de enseñanza que se proporciona.
* La calidad de la educación de un Centro se evalúa en función de los fines, objetivos, recursos, contexto y resultados del mismo. No obstante, se comparan los datos con lo alcanzado por otras instituciones similares del país.
* Los juicios de los Inspectores son esencialmente cualitativos, pero también se utilizan indicadores cuantitativos relevantes (resultados del aprendizaje, índices de asistencia, proporción de estudiantes que se presentan y aprueban exámenes públicos…).
* Los Inspectores realizan un amplio y detallado comentario oral sobre el resultado de sus inspecciones con todos los afectados directamente por ellas, al igual que con las autoridades locales, antes de informar al Secretario de Estado.

Para la realización de las evaluaciones se utilizan cuestionarios normalizados, que deben cumplimentar los mismos Centros. En ocasiones, según las circunstancias, se elaboran frecuentemente cuestionarios específicos para recoger los datos necesarios relativos a los aspectos que se pretenden evaluar.

Es sabido, por otra parte, que muchos de los informes de evaluación emitidos son publicados y, antes de ponerlos a disposición de los medios de comunicación, se remite una copia a la Autoridad local y otra al propio Centro. Igualmente, se solicita a ambos que en un plazo de tres meses informen de las medidas que han tomado para corregir las situaciones deficitarias detectadas o para estimular las iniciativas individuales que deben ser difundidas dentro y fuera de la Institución.


REFLEXIÓN:
En mi época como alumna la evaluación se reducía a la evaluación del aprendizaje del alumno. Hoy en día la evaluación es algo más. Es la evaluación del centro educativo. Hay dos tipos de evaluación: la evaluación interna y la externa. L a primera es la que se realiza desde dentro del centro escolar, es decir, profesores, alumnos, padres, equipo directivo... y la evaluación externa es la que realiza personal ajeno al centro, es decir los inspectores en la escuela pública y empresas evaluadoras ajenas al propio centro. Ambas son complementarias e importantes para la mejora permanente de los sistemas educativos y de los centros escolares. Es muy importante no quedarse en la mera evaluación sino que hay que analizar toda la información obtenida y a partir de ahí elaborar propuestas de mejora que busquen alcanzar la máxima calidad en la actividad educativa con la garantía de que sea una  educación de calidad para todos los alumnos, que son los protagonistas de todo este proceso.
Con gran desconocimiento por mi parte sobre el efecto de la evaluación externa en el centro, pienso que la evaluación interna es la que lleva todo el peso del proyecto evaluativo. Tienen que ser los directamente implicados en el centro escolar los que mejor van a saber evaluarlo: el equipo directivo, los profesores, las familias, los alumnos,...Me gusta que en este artículo se tenga en cuenta a dos grupos primordiales en la educación a la hora de evaluar el centro. Y son los alumnos y los padres. Los alumnos incluso desde la educación primaria. No tanto por su opinión sino porque aprendan a evaluar desde niños y así vayan interiorizando el proceso evaluativo de forma natural, y así, lo puedan aplicar en cualquier momento de su vida adulta.Al igual que los alunmnos los padres son un colectivo de gran ayuda al centro y al que hay que tenerle en cuenta y no sólo como persona individual que viene al centro a recibir información sobre su hijo/s. Los padres, además de tener el derecho, pueden aportar una dimensión más a la evaluación.

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